Una Mujer Atormentada
Mujer
atormentada con mirada de loca.
Aprietas la mandíbula y bailas a tu bola.
Con prisas.
Sin ritmo.
Levita tu falda.
Nadie te entiende pero ahí está la magia.
Aprietas la mandíbula y bailas a tu bola.
Con prisas.
Sin ritmo.
Levita tu falda.
Nadie te entiende pero ahí está la magia.
Fascinas
desde lejos y no te das cuenta.
Brillas.
Es el amor contaminado.
Estás llena de él y no sabes por dónde sacarlo.
Explotan tus sentidos.
Te agobias.
Te hundes en la mierda.
Y creas.
Brillas.
Es el amor contaminado.
Estás llena de él y no sabes por dónde sacarlo.
Explotan tus sentidos.
Te agobias.
Te hundes en la mierda.
Y creas.
El
hombre de tu vida repara en ti tres segundos.
Y desvía la vista en busca de una belleza vacía.
De la buena educación.
De la corrección.
De los movimientos elegantes de la que ha rezado a Dios cada noche.
De aquella señorita que ha pasado media vida en un colegio católico.
Y tú sólo puedes ofrecerle la rabia acumulada de 9 meses en un reformatorio.
Y desvía la vista en busca de una belleza vacía.
De la buena educación.
De la corrección.
De los movimientos elegantes de la que ha rezado a Dios cada noche.
De aquella señorita que ha pasado media vida en un colegio católico.
Y tú sólo puedes ofrecerle la rabia acumulada de 9 meses en un reformatorio.
La
luz se apaga.
Gritos, nervios, aplausos, ganas.
Miles de personas a tus pies.
Y todos quisieran lamer tus heridas.
Besarte los ojos.
Beber tu saliva.
Contagiarse de tu esquizofrenia compleja y pura que hoy te ahoga y te nubla.
Y caes al suelo.
Rendida pero con vida.
Removiendo nuestras tripas.
Pellizcando las viejas heridas.
Gritos, nervios, aplausos, ganas.
Miles de personas a tus pies.
Y todos quisieran lamer tus heridas.
Besarte los ojos.
Beber tu saliva.
Contagiarse de tu esquizofrenia compleja y pura que hoy te ahoga y te nubla.
Y caes al suelo.
Rendida pero con vida.
Removiendo nuestras tripas.
Pellizcando las viejas heridas.
Eres música y poesía.
El sonido del pincel.
Un cuchillo todavía caliente.
La manzana mordida.
Y te aseguro que no existe en el mundo dama caótica más bonita.
Pero deja de convulsionarte, vida mía…
que él ni te escucha ni te admira.
El sonido del pincel.
Un cuchillo todavía caliente.
La manzana mordida.
Y te aseguro que no existe en el mundo dama caótica más bonita.
Pero deja de convulsionarte, vida mía…
que él ni te escucha ni te admira.
Tan
sólo ve en ti a una mujer atormentada
con mirada de loca
que aprieta la mandíbula
y baila a su bola.
con mirada de loca
que aprieta la mandíbula
y baila a su bola.
En la Trinchera.. Yo, Tu, Él, Ella.
A.J MONTIEL
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